Para cuajar la tortilla calentamos un poco de aceite en una sartén, preferiblemente antiadherente. Cuando esté caliente añadimos la mezcla anterior y dejamos que la base cuaje a temperatura alta, para que se dore pero sin quemarse.
Después bajamos la intensidad del fuego y esperamos dos o tres minutos antes de dar la vuelta a la tortilla. Yo suelo engrasar un plato con aceite para esta tarea, porque ayuda a que la tortilla se deslice sin problema cuando la devuelvo a la sartén.
En cualquier caso, para voltear la tortilla colocamos un plato invertido sobre la sartén (a modo de tapa). Lo agarramos bien y le damos la vuelta a la sartén. La tortilla debe quedar sobre el plato.
Devolvemos la sartén al fuego y calentamos un poco más de aceite. Pasamos de nuevo la tortilla del plato a la sartén y repetimos la operación anterior, es decir, cocemos a fuego alto inicialmente para que se dore la base, pero después bajamos el fuego y dejamos que se cueza el interior durante dos o tres minutos más.
El tiempo total dependerá del punto de cuajado que le queramos dar a la tortilla. A nosotros nos gusta jugosa, pero con el huevo cuajado, y con estos tiempos sale perfecta. Retiramos la tortilla de la sartén y la dejamos reposar unos minutos antes de servir, con ello conseguimos que se asiente y no se desmorone al cortar.