9 novenas, 9 días de poesía y devoción: A la Virgen del Valle
Por ANTONIO VIVEROS. Recuerdo también a su persona que escribió tantas veces a la Virgen del Valle y a Torrubia
Permíteme, oh Señora
postrarme a tus pies
y rendirte pleitesía,
¡Madre mía, escúchame!
Qué palabras pronunciar
desde mi torpe rudeza,
qué música interpretar
digna de tu grandeza.
En este mes de tus Fiestas
a ti con amor dedicado,
quisiéramos que tu mirada
se posara en nuestras manos.
Manos a Ti elevadas
llenas de amor y esperanza,
suplicantes de amor materno
Virgen pura, Madre santa.
He escuchado con emoción
los mayos a Ti cantados,
y he querido adivinar
una sonrisa en tus labios.
Voces a Ti, dedicadas
con fuerza, fe y devoción,
que me hicieron meditar
y llenarme de emoción.
Y heme aquí a tus pies, Señora
para ofrecerte mi lira,
aunque indigno sea mi empeño
poniendo en ello mi vida.
Yo he soñado en los campos
tu presencia en los confines,
y he admirado tu grandeza
en coro de serafines.
Reina y Madre de los Cielos
acepta la ruda plegaria,
de este pueblo que te adora
y proclama tu alabanza.
Madre excelsa oye a tus hijos
que tu protección imploran
y extiende tu manto sobre ellos
con tus manos protectoras.
Manos divinas que un día
mecieron al Niño Dios,
y que al pie del Calvario
mostraron al Redentor.
Siendo de la Humanidad Madre
y Madre del Divino Verbo,
te suplicamos sumisos
que atiendas nuestros ruegos.
La plegaria más hermosa
que se pueda pronunciar,
es ¡Madre querida del Cielo
ten de nosotros piedad!
Haz que en Ti contemplemos
a la madre terrenal,
y sepamos admirar en Ti
nuestra Madre celestial.
Señora y Madre nuestra
perdona mi lira ruda,
y que con torpes palabras
se acerque a tu dulzura.
Mas como Madre que sabe
a sus hijos perdonar,
te ruego perdones mis faltas
y aceptes mi voluntad.
Madre santa y Reina nuestra
te pedimos con fervor,
que escuches nuestros ruegos
¡Madre nuestra, óyenos!
Y que el clamor de tus hijos
llegue a Ti con devoción,
siendo por Gracia Divina
tu Inmaculada Concepción.
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