9 novenas, 9 días de poesía y devoción: Así es Torrubia

La luz que ciega por las mañanas,
como rocío de primavera,
son los campos de Torrubia,
los que me llenan de grandeza.

Ese pobre y corto río,
que a su paso todo seca,
sólo tiene rastrojos
y un poco de mala hierba.

Cuando subas al campanario,
oirás doblar campanas:
¡no te asustes!
que son los dobles de mayo
los que nos llaman.

Y como una ilusionada
que no sabe dónde está,
me pregunto entre sueños:
¿dónde está ese lugar?,
y como un viejo libro
yo así voy a empezar.

En un lugar de la Mancha
cuyo nombre no voy a olvidar
se sitúa Torrubia del Campo,
pueblo de la antigüedad,
donde antes sólo había segadores,
que con el sudor de su frente
y hoces afiladas,
se veían trabajar,
cortando el trigo,
pues iban a segar.

Se calentaban con
estufas de leña
y el más risueño
con una manta vivía,
para refugiarse del frío
que les venía.

Porque en reyes les traían
una onza de chocolate.
De la cual agradecían.
Con muñecas de trapo
las muchachas jugaban
mientras los mozos,
las miraban.

Vivían tranquilos y
aún hoy bendicen
a su patrona:
«La Virgen del Valle«.
¡Su gran Madre protectora!

Con gran alegría,
los Torrubianos cantan,
pues son las fiestas de su
pueblo y:
todos son felices, todos están
contentos.

CUPIDO

¿Quién dijo no?,
fuiste tú o tal vez yo.

En mi conciencia quedan
aquellas tardes tenues,
donde tú y yo estábamos juntos:
sintiendo tu latir, sintiendo tu calor.

Maldito cupido, que me lanzó:
«la flecha del amor»
ahora quiero arrancármela
y me doy cuenta lo clavada que está
en mi corazón.

Tal vez deba esconderme,
y pensar que todo ha sido un sueño,
pero, hasta el despertar me da miedo.
no quiero volver a caer
en el precipicio de la soledad.

Todas las noches te busco,
entre las nubes con barcos de cartón:
tú allí, en la isla rara,
lejana y fría,
no podré llegar, tal vez,
me falle calor,
para derretir el hielo de
tu corazón.

Y como ese libro viejo
también tiene un final,
yo así voy a acabar:

He ahí Torrubia del Campo,
que a tantos hombres guardó
de guerras y necesidades,
en el que en él la soledad
no triunfó:
tuvo a todo el mundo en poco,
fue y es, el mejor de todos.
¡VIVA TORRUBIA DEL CAMPO!
¡VIVAN TODOS… QUE NO SON POCOS!

Raquel Castilla Torres