La cruz que hizo huir al diablo en Cuenca
“Donde la roca guarda un secreto y el aire aún susurra una batalla invisible…”
En lo alto del camino que conduce a la Ermita de la Virgen de las Angustias, una pequeña cruz permanece clavada en la piedra desde hace siglos. No tiene placa, ni nombre. Solo el eco de una historia que se ha transmitido generación tras generación.
Cuenta la leyenda que, una noche, un fraile subía por ese sendero cuando se le apareció el mismísimo diablo. Envueltos en una neblina espesa, el demonio le ofreció poder, sabiduría y riquezas… a cambio de su alma.
El fraile tembló, pero no retrocedió. Sacó de su hábito una pequeña cruz de madera y la clavó con fuerza en el suelo mientras rezaba. La tierra tembló, y el diablo desapareció entre gritos. Aquel lugar quedó marcado.
Desde entonces, nadie osa tocar esa cruz. Algunos dicen que por las noches, si te acercas, puedes oír un susurro entre las piedras… como si aún se librara una batalla invisible entre el bien y el mal.
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