Loreto Capella Olasagasti, el taranconero Cocinero Mayor de la Casa Real Española
Loreto Capella Olasagasti, una figura destacada en la historia culinaria de España, nació el 10 de diciembre de 1853 en la localidad de Tarancón, en Cuenca siendo bautizado el mismo día de su nacimiento con agua de Caño Gordo, manantial que se vincula a los orígenes de su ciudad natal. Su vida estuvo ligada a la cocina y al servicio real, dejando un legado que marcó una época.
En el amanecer del año 1883, bajo el reinado de Alfonso XII, comenzó su trayectoria en el Palacio Real. Fue designado como cocinero mayor y jefe de Repostería, roles que desempeñó con dedicación y maestría. Durante este tiempo, la gastronomía real experimentó cambios significativos, adoptando un servicio a la rusa proveniente de Francia y platos bautizados con nombres franceses en honor a la nobleza. Loreto Capella fue un testigo activo de estas transformaciones y contribuyó a la evolución de la cocina de la Casa Real.
Su compromiso y habilidades culinarias le valieron sucesivas renovaciones de contrato hasta su jubilación en mayo de 1894. Sin embargo, esta primera etapa no fue exenta de desafíos, ya que su sucesor, Eduard Capdeville, mencionó deficiencias en la organización y la higiene en las cocinas reales.
Tras su jubilación, otros cocineros tomaron el timón de la cocina real, pero Loreto Capella dejó una marca indeleble en la gastronomía española. Fundó la primera academia de cocina en España en 1901, aprovechando sus experiencias y las influencias culinarias provenientes de Francia. Esta academia fue un hito en la historia gastronómica de España, promoviendo la excelencia culinaria y la formación de chefs talentosos.
En 1907, bajo el reinado de Alfonso XIII, Loreto Capella regresó al servicio real, demostrando su dedicación y pasión por la cocina. Sin embargo, debido a conflictos de carácter con su sucesor, fue nuevamente jubilado en 1909. A pesar de los desafíos, su legado persistió y se mantuvo como una referencia en la cocina real.
Finalmente, Loreto Capella Olasagasti falleció a la edad de setenta y cinco años en 1919, dejando un legado que perdura en la historia de la gastronomía española. Su contribución a la cocina real y su papel pionero en la formación de chefs marcaron un hito en el mundo culinario de su época.
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