Todas la echaremos de menos
Por MLuz Domínguez
Conocí a Rosario, al igual que a todas sus compañeras, de la Asociación de Amas de Casa Santo Rostro hace tres años, cuando tuvimos la oportunidad de preparar la revista impresa que conmemoraba los 25 años de la Asociación. Desde el primer día que pisé allí fui recibida excepcionalmente bien por todas. También por ella.
No puedo dejar de mencionar la emotiva carta que le han dedicado todas sus compañeras de la Asociación. Define a la perfección tanto lo que era ella como los momentos que compartieron a su lado.
La última vez que coincidí con Rosario fue en el encuentro navideño de la Asociación. Ella siempre ponía el punto de cordura de cualquier cosa que se hacía o había sucedido y también, como bien dicen en la carta, ponía la guinda con algún chascarrillo que nos hacía a todas reír. En esa charla de navidad hablaron de la elaboración de esas roscas de San Blas, que, como otros dulces, no se la resistían.
Rosario tenía un plus y es que era la socia mas veterana del colectivo. Y su veteranía había que destacarla y plasmarla en aquella publicación conmemorativa. Allí quedarán para siempre plasmadas sus palabras de lo a gusto que se sintió en la asociación: “Estos 25 años con la Asociación de Amas de Casa para mi han sido muy buenos, hemos aprendido hacer muchas cosas, pero sobre todo me ha servido para apreciar y querer a mis compañeras y amigas. Siempre se han portado muy bien conmigo y me han dado mucho cariño. Espero que sigamos juntas muchos años más. Gracias por todo, un beso fuerte para todas”.
Unas palabras que hoy resuenan mas si cabe como agradecimiento y despedida. Como bien dice la carta su silla vacía no pasará desapercibida porque anteriormente no pasaba cuando por alguna razón no podía acudir a las actividades. Se echaba de menos aquel punto de veteranía, de anécdota de Torrubia por contar o de consejo culinario a seguir. Por esas pequeñas cosas que dan sentido a la vida, todas, la echaremos de menos.
