Juan Antonio Fernández Pascual, el archivero que vinculó su vida a la Orden de Santiago y dejó huella en Uclés y Segóbriga

El , en la provincia de , guarda en su historia el recuerdo de un personaje clave en la conservación de la memoria documental de la Orden de Santiago: Juan Antonio Fernández Pascual (1752-1814), archivero y erudito navarro cuya labor archivística y arqueológica lo convirtió en una figura de referencia en el siglo XVIII.

Natural de Tudela (Navarra), Fernández Pascual demostró desde muy joven una extraordinaria habilidad para la organización documental. Con tan solo 15 años, en 1767, fue el encargado de ordenar el archivo jesuítico de su ciudad natal. Su destreza lo llevó a convertirse en archivero diocesano y a trabajar también en la clasificación de archivos privados.

Su vínculo con la provincia de Cuenca se consolidó el 8 de agosto de 1789, cuando llegó al monasterio de , sede central de la Orden de Santiago, con la misión de poner orden en su Archivo General. Su trabajo minucioso y su pasión por la historia le llevaron a implicarse, pocos meses después, en las primeras excavaciones arqueológicas documentadas en , colaborando con importantes figuras como Antonio Tavira, Capistrano de Moya y Vicente Martínez Falero.

En estas excavaciones, Fernández Pascual no solo redactó detalladas descripciones sobre los hallazgos, sino que realizó dibujos y actas que aún hoy son valiosas fuentes para conocer los primeros estudios de Segóbriga, y fue el primero en identificar el del cerro de Cabeza del Griego como la antigua ciudad romana.

Su prestigio creció y, como reconocimiento a su labor, fue nombrado Archivero General de la Orden de Santiago en 1793. A lo largo de su carrera, también trabajó en otros archivos eclesiásticos y municipales, como los de Borja, Tarazona o Ágreda, dejando siempre su sello de rigor documental.

Fernández Pascual, además de archivero, fue arqueólogo, investigador y hombre de letras, una figura adelantada a su tiempo que entendió la importancia de conservar el pasado para comprender el presente. Su legado, aunque discreto, sigue presente en la memoria histórica de Uclés y en el conocimiento de Segóbriga como uno de los yacimientos romanos más importantes de Cuenca.

Falleció en 1814, tras ser elegido miembro de la primera corporación constitucional de Tudela, cerrando así una vida dedicada a custodiar, estudiar y proteger el patrimonio documental e histórico.

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