De Horcajo de Santiago al corazón de Madrid: La Historia del Restaurante Malacatín y su Cocido Legendario

El Malacatín, ubicado en la Calle de la Ruda 5 en Madrid, es mucho más que un punto de referencia gastronómico. Su historia, que se remonta a finales del siglo XIX, está profundamente ligada a sus raíces conquenses, específicamente al municipio de , en la provincia de . Este restaurante no solo ha conquistado paladares con su cocido madrileño, premiado en 2022 como la mejor sopa de cocido en la Ruta del Cocido Madrileño, sino que también lleva consigo un legado cultural y familiar que lo convierte en una joya culinaria.

Un Origen Modesto

La historia de Malacatín comienza en 1893, cuando Julián Díaz, natural de Horcajo de Santiago, llegó a Madrid buscando un futuro mejor. Con apenas recursos, trabajó inicialmente como chico de los recados en un negocio de bebidas, pero su espíritu emprendedor lo llevó a abrir su propia taberna dos años después. Ubicada en el local que hoy ocupa Malacatín, la taberna estaba iluminada por faroles de aceite y carecía de agua, luz o gas. A pesar de las dificultades, se convirtió rápidamente en un lugar de reunión para los trabajadores que buscaban un descanso tras largas jornadas laborales.

La taberna adquirió su nombre peculiar gracias a un mendigo que frecuentaba la calle con su guitarra, entonando la melodía «Tin, tin, tin, Malacatín tin, tin, tin». Este personaje se ganó el afecto de la familia y dejó una marca imborrable en la identidad del lugar, que pasó a conocerse como «Julián el de Malacatín». Desde entonces, este rincón madrileño lleva con orgullo el nombre que simboliza tanto su tradición como su carácter popular.

La Transformación del Restaurante: De Taberna a Ícono Gastronómico

Con el tiempo, Malacatín pasó a manos de Florita, la hija menor de Julián, y su esposo Isidro. Fue bajo su gestión cuando la taberna dio un giro significativo al incorporar platos caseros al menú. Esta decisión marcó el inicio de su popularidad en Madrid, pero el verdadero hito llegó cuando comenzaron a servir el cocido casero que preparaban en su hogar. Este plato, con una receta que ha permanecido intacta durante cuatro generaciones, se convirtió en la insignia del restaurante y lo posicionó como un referente nacional.

Hoy en día, José Alberto, bisnieto de Julián, continúa el legado familiar con la misma pasión y dedicación que sus antecesores. El cocido de Malacatín, servido en tres vuelcos, es un homenaje a las culinarias españolas y a la filosofía de «como en , en ningún sitio». Este plato destaca por la calidad de sus ingredientes, como el chorizo de León, la morcilla asturiana y los garbanzos de Zamora, y por su proceso de cocción lento, que asegura un sabor y aroma inigualables.

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